Estas reflexiones son muy acertadas y reflejan la triste situación actual. Mas claras no pueden ser:
CAROLINA JAIMES BRANGER | EL UNIVERSAL
lunes 11 de abril de 2011 12:00 AM
El jueves pasado, cuando llegué a su casa después de calarme una infernal cola debida al apagón, mi tía Nancy Consalvi de Branger me hizo esta observación: "Ya no somos un "bravo pueblo"... Es increíble cómo aguantamos, aguantamos y aguantamos".
Y es que la táctica ha ido dando resultados. Son tantos problemas, estamos tan cercados por todas partes, que la reacción es aguantar todo. Cada vez se protesta menos porque la mayoría de la gente está entregada. Y cada vez los que protestan son más radicales. Franklin Brito, los estudiantes; ahora son los enfermeros que piden reivindicaciones laborales -hasta ahora caídas en oídos sordos- que han pasado de la huelga de hambre a coserse los labios y a sacarse la sangre. Y el Gobierno opta por mirar al sur y dona $10 millones a un hospital en Uruguay.
Mientras las morgues no se dan abasto para recibir los cadáveres de los asesinados a cualquier hora y en cualquier parte del país, la pregunta es qué ha hecho el Gobierno para combatir la inseguridad. La respuesta es ¡nada!
Mientras en las escuelas los niños no se preparan para la vida porque el nivel educativo está por el subsuelo, en los liceos gradúan muchachos sin cursar materias "porque no hay profesor" y en las universidades se pretende acabar con la excelencia y la autonomía, la respuesta del régimen es penetrar todos los niveles con milicias ideologizadoras.
Mientras los precios suben, suben y suben y los sueldos no alcanzan para cubrir la canasta básica. Mientras falla la electricidad porque la incapacidad de manejar el sector eléctrico es manifiesta (cuando existía La Electricidad de Caracas jamás se iba la luz). Mientras la solución más común para el problema de la vivienda es expropiar (sin pagar en muchos casos) y se engaña a los damnificados con la historia de refugios "dignos" (¿quién define "dignidad"?)...
¿Dónde está el "bravo pueblo" que acepta estas aberraciones?
¡El yugo que lanzamos hace doscientos años nos está volviendo a oprimir y de qué manera! ¡Resulta cínico decir "la ley respetando, la virtud y honor"! ¿Cuál ley, cuál virtud, cuál honor?
A la luz de lo que vivimos hoy, no parecemos ni sombra del bravo pueblo al que se refiere nuestro himno. Lo que sí es evidente es que el vil egoísmo, entronizado, engreído y prepotente, está triunfando otra vez.