Desde hace algunos días un disidente cubano ha estado enviando mensajes a diferentes medios dando a conocer la situación de su familia en cuba, reproducimos los últimos de ellos:
Domingo 22 de marzo:
Expulsan de La Habana al escritor y disidente cubano Héctor Ramírez, quien había viajado a la isla con urgencia ante la eminente muerte de su madre producto de un fulminante cáncer de pulmón que le fue detectado hace un año y ya no tiene solución.
La anciana, de 75 años, fue enviada a morir a su casa, donde permanece postrada en una cama, en estado de coma sin reconocer a nadie. Sin embargo, las pocas veces que ha recuperado la conciencia, sólo recuerda a su único hijo ausente, ayudada por una foto del mismo que la acompaña en su lecho de muerte.
En el 2005 Fidel Castro desterró oficialmente a Héctor como represalia por la publicación de su libro “Cuba, un pueblo esclavizado”. Sin embargo, esta vez el dictador fue más cruel, y le entregó pasaporte y visa cubana para hacerle creer que podía ver a su mamá antes de morir. El plan era hacerlo gastar dinero, viajar por gusto, y sufrir la decepción.
Héctor llegó al aeropuerto de La Habana el pasado 18 de marzo a las 11:30 de la noche, y fue detenido durante 12 horas sin permitirle comer ni tomar un trago de agua. No le permitieron ver a la familia que esperaba en el aeropuerto, ni que les entregara el equipaje y medicamentos que traía para su madre. No pudo pasar los controles de inmigración, no pudo besar la tierra cubana como siempre hacía cada vez que iba. Fue devuelto a Chile escoltado como un terrorista.
Según él, “lo que más me duele no son las tantas horas de viaje, ni el dinero perdido, ni que mi hija estuviera allí llorando inútilmente toda la noche para poder abrazarme aunque fuera un segundo; lo que más me duele es mi madre, que en su estado moribunda ya sabía que estaba a punto de verme.”
Pedimos a todas las personas del mundo que divulguen esta nota, y ayudemos a que esta madre pueda abrazar a su hijo antes de morir.
Miércoles 25 de marzo
Compatriotas, amigos, Yo, ante todo quiero darles las gracias por el enorme apoyo que he recibido en estos momentos tan difíciles que me están tocando vivir. Pues como ustedes ya saben, mi mamá está a punto de morir, y Fidel Castro me hizo virar desde el aeropuerto sin siquiera permitir que le dejara los medicamentos que le llevaba. Sin dudas que la cantidad de mensajes que he recibido me han ayudado a seguir luchando sin cometer alguna locura.
Sé que miles de cubanos han vivido situaciones peores que la mía. Sin embargo, creo que esta vez tenemos otra gran oportunidad de llamar la atención mundial, demostrando que la maldad de Fidel no tiene límites. Estamos en un momento histórico de la historia de Cuba, con el régimen débil y a punto de morir, donde por primera vez en medio siglo el tirano no da la cara sino que tira la piedra y se esconde. Podemos ganar esta batalla.
Se acuerdan del caso Elián, donde Fidel era el motivo del cual venía huyendo el niño, y al final terminó siendo el “buen hombre” que lo devolvió a su padre. Esa vez él se enfrascó en esa batalla porque sabía que la ganaría, porque era obvio que la justicia devolvería al niño con su padre. Bueno, esta vez debemos hacer algo parecido, jugando su misma carta. Porque no existe ley alguna que le prohíba a un hijo estar con la madre en su lecho de muerte. Así que Dios estará con nosotros. El mundo estará con nosotros. Y Fidel una vez más quedará como el único obstáculo.
Pidamos ayuda a los Presidentes, a las Naciones Unidas, a las Iglesias, a la Cruz Roja, etc. Esto no es un tema político. Aquí no se está votando una ley. Aquí están involucrados los sufrimientos de un hijo y una madre moribunda que quieren darse el último beso. Tan sencillo como eso. Así de fácil. Yo, si me dan la oportunidad, desesperado volvería a atravesar América latina hasta llegar a mi barrio de Cajimaya donde mamita ya no puede ni salir a ver el sol.
Y sé que todavía tengo oportunidad de ver viva a mi mamá, pues Radio Martí logró hablar por teléfono con un familiar mío, y así supimos que ella sigue respirando, esperando por mí. Ni siquiera sabían que a mí me habían deportado de la Habana. Por favor, ayúdenme a llegar a Cuba, porque significará también el reencuentro de aquellos hijos y madres cubanas nunca más volvieron a verse por culpa del régimen.
Viernes 27 de marzo
Estimados amigos, compatriotas
Esta madrugada ha muerto mi mamita, Leoncia Rodríguez, la madre gloriosa que trajo a este mundo a un patriota que va a dedicar cada segundo de su vida a luchar por la libertad de nuestro esclavizado pueblo cubano.
Es tanto el dolor que no me salen lágrimas, pero es mejor así, porque la patria me necesita bien lúcido. Además, les cuento algo, y en esto sí Fidel se equivocó cuando pensó dejarme huérfano. Ella no era única madre, porque ahora me quedan las madres de todos los patriotas cubanos que luchan dentro y fuera de Cuba, y así me lo han hecho saber muchas en los mensajes que me llegan.
Sólo les pido algo. Mi viejita y yo tenemos un deseo, algo que nos ayudará a calmar la impotencia de no poder estar junto a ella en esta hora.
Necesito que la acompañen en su funeral, y en mi nombre propio, una representación de la disidencia interna, con una bandera cubana. Les aseguro, que con eso, me habré sentido como su estuviera yo.
Y si puede ir la prensa extranjera acreditada en Cuba, mi madre ser irá contenta por haberle mostrado al mundo las atrocidades que sufre el único pueblo constitucionalmente esclavo. Se irá gloriosa de representar para el mundo una prueba más de los tantos sufrimientos que Fidel Castro trajo a todas las familias cubanas.
Por favor, háganle saber mis deseos a todos los patriotas dentro de la isla. A ella acaba de morir en el pueblo de Cajimaya, Mayarí. Holguín.
Muchas gracias, y seguimos en la contienda. Esta batalla continúa, porque ahora seguiré reclamando el derecho de besarla en su tumba.
Héctor Manuel Ramírez Rodríguez es un intelectual y disidente cubano autor del libro CUBA, UN PUEBLO ESCLAVIZADO
Nota de Fuera el Comunismo:
Nos solidarizamos con el amigo Hector en estos tristes momentos. No tenemos palabras para expresar nuestra rabia y desprecio al comunismo y a los culpables que esta pesadilla persista en Cuba y se instale en Venezuela.